El azúcar y sus derivados que suelen gustar tanto a muchos seres humanos, no funcionan igual para un gato. Estos singulares felinos sólo están atraídos por una cosa: la carne. Esto no solo se debe a su instinto, sino que también los gatos carecen de la capacidad de saborear la dulzura, a diferencia de otros mamíferos.
Cuando se descubrió el receptor responsable del sabor dulce en los mamíferos a principios del presente siglo, varios investigadores decidieron averiguar porque a los gastos no les gusta nada o muy poco los dulces.
De este modo, un grupo de científicos del Centro Monell de Sensaciones Químicas de Filadelfia (Estados Unidos), y el Centro Waltham para Nutrición de Mascotas de Gran Bretaña extrajeron ADN de los gatos para examinar el gen para el receptor de lo dulce, que se compone de dos proteínas situadas en la superficie de las células gustativas.
Los gatos y el azúcar
Cuando el azúcar toma contacto el receptor se manda una señal al interior de la célula y a renglón seguido al cerebro. Se descubrió que el gen para una de las proteínas del receptor tiene el mismo defecto genético que se encontró en el ADN de un león y un leopardo. Toda una sorpresa.
Los científicos consideran que el estilo de vida carnívoro del gato les hace que sentir el azúcar sea algo innecesario, lo que permite incrementar las mutaciones en el receptor del gusto dulce durante la evolución de esta especie. Así, todos los felinos carecen de 248 pares de bases de los aminoácidos que conforman el ADN del gen Tas1r2, el cua posibilidad degustar lo dulce.
Por lo tanto, el gato no solamente carece del gen que ayuda a degustar lo dulce, sino que también no dispone de la capacidad de digerir azúcares. Estas mascotas no cuentan con las enzimas precisas para metabolizar los carbohidratos y controlar los niveles de glucosa en su organismo. Pese a ello, alrededor del 20% de la comida para gatos tiene granos; este dato puede explicar el aumento de gatos con diabetes.
