El ciclo de vida de una pulga es parecido al de la mariposa: nace de un huevo y crece en un capullo. Si la mascota trae pulgas consigo en la vivienda donde vive habrá huevos de pulgas, gusanos y capullos.
En primer lugar hay combatir la pulga del gato, pues es la que afecta al perro y por consecuencia, a la familia. En el gato es mucho menos frecuente la dermatitis que en el perro. Así que se debe desinfectar a todas las mascotas y al hogar.
La estación del año es un factor importante pues el ciclo de vida de la pulga se acelera en primavera-verano y suele disminuir en otoño-invierno.
Por su lado, para los animales de compañía que viven al aire libre, se recomienda poner la pipeta a partir del mes de septiembre. Para los que viven en casas que tienen un clima cálido todo el año, se recomienda utilizar pulguicida los 365 días
Para las mascotas hay repelentes de insectos que ayudan a disminuir la cantidad de las pulgas, así como los pulguicidas. Antes se utilizaba un líquido o un talco que se ponía en todo el cuerpo. Pero ahora vienen nuevas fórmulas que se ponen en forma de pipetas.
Para un tratamiento eficaz, las pipetas deben utilizarse durante 20 a 45 días. El tiempo depende del criterio del veterinario según las circunstancias del caso y formulación.
El siguiente paso es desinfectar la casa. Para ello, se puede usar larvicidas que matan los huevos de las pulgas. Existen aerosoles que se pueden dejar encendidos en la casa. Además, se tiene que cerrar las puertas externas y dejar abiertas las puertas internas, para que el producto penetre en todos los rincones de la vivienda. El efecto dura tres o cuatro meses.
También se venden aerosoles localizados que se pueden echar en la cama y en las mantas del animal. En estos sitios, se acumulan las pulgas.
Por último, en las alfombras se crían las pulgas. Además de desinfectarla hay que aspirarla, para disminuir la cantidad de insectos. Finalmente, se debe aplicar productos en las sillas de madera, los parquets que no están plastificados, las uniones de las maderas y el borde de los zócalos. Son lugares muy frecuentados por pulgas.