Según un completo estudio publicado por la prestigiosa revista ‘Plos One’ sobre los efectos del cambio climático en especies de tortuga norteamericana, pone en relieve que los hábitats de las tortugas se habrán movido un promedio de 72 kilómetros por cada grado de calentamiento o enfriamiento del clima.
Este hecho hará que varias especies no puedan encontrar el clima adecuado y caigan en la extinción. Entre las que más afectadas están las especies de los bosques templados, praderas, desiertos y sistemas lacustres, sobre todo en el este de Estados Unidos de Norteamérica.
Por el contrario, tuvieron menos problemas de adaptación las que viven a lo largo de la costa del Pacífico, en las tierras altas de montaña de Estados Unidos de Norteamérica, occidentales y México y en la zona de los trópicos.
El estudio está formado por más de 300 informes publicados sobre la fisiología de la tortuga, la genética y los fósiles con nuevos modelos de respuesta de las especies a los ciclos del cambio climático en los últimos 320.000 años para obtener sus conclusiones. Durante estos años, el planetea Tierra ha sufrido tres ciclos glaciales-interglaciales y una variación importante en la temperatura.
Además, se considera que el ritmo del cambio climático actualmente es mucho más rápido que la capacidad de las tortugas para adaptarse y evolucionar naturalmente para tolerar los cambios. Las tortugas deberán cambiar sus hábitats geográficos para adapatarse al cambio climático, no obstante, las nuevas propiedades de las tortugas se podrían estar agotando.
Más de la mitad de la población mundial de alrededor de 330 especies de tortugas y galápagos está en peligro de extinción a causa del comercio ilegal y la pérdida de hábitat, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Las tortugas y los galápagos están en un riesgo de extinción muy superior a muchos otros vertebrados, igualadas solamente por los primates. Muchas de las especies de tortugas más amenazadas habitan en Asia.