A los gatos no les suele gustar los viajes largos. Ellos están mucho mejor en su casa que viajando. Supone una experiencia negativa para ellos. Por esto, si uno se plantea hacer un viaje largo con su gato debería seguir estos consejos.
1º. Jaula o Transportín:
Este será su refugio dentro del coche. Mejor que sea de plástico ya que se mantendrá firme y la idea es que el gato no padezca el movimiento excesivo del vehículo. Además, debe tener el tamaño suficiente según el peso del felino.

Dentro se puede dejar una prenda del amo para que el gato sienta tu olor y pueda estar más tranquilo. Hay que recordar que los animales identifican más por el olor que por la cara. Así, se sentirá más cerca de su dueño.
Nunca se debe sacar de su transportín hasta llegar al destino. Si se hace, el gato puede asustar y podrá huir por cualquier lado. No soluciona nada y creará problemas.
Asimismo, el transportín debe tener el tamaño suficiente como para que quepa una pequeña caja de arena. Por ello, hay que llevar las cosas necesarias para que cada cierto rato se compruebe si ha hecho sus necesidades y haya que limpiarlas.
Hay muchos tipos de jaulas o transportines en el mercado, con gran variedad de precios. Seguro que si visitas tiendas online o webs de mascotas habrás visto muchos anuncios publicitarios sobre este tipo de recursos de viaje. Sólo tienes que comparar las prestaciones de cada uno y elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.
2º. Comida y agua:
Se debe llevar lo suficiente para cubrir las necesidades del viaje, incluyendo días extra como precaución. No hay que olvidar el agua; la temperatura del vehcículo cerrado acalorará mucho al gato.
Nunca hay que cerrar completamente las ventanas, siempre tiene que haber ventilación porque las consecuencias de sofocar al gato podrían ser muy graves para él.
3º. Identificación:
El chip del gato es vital en caso de viaje por si se pierde o pasa cualquier cosa. Si se quiere para mayor comodidad se puede poner un collar pequeño con el nombre del gato y del dueño así como un teléfono.
En definitiva, hay que tener en cuenta que si el gato no está acostumbrado a los trayectos largos desde pequeño, puede que sea una experiencia traumática para él. Si no queda otro remido que llevarlo, se puede hacer pero siempre como última opción, ya que lo mejor es dejarlo en casa con una persona a su cuidado.