El comienzo del año no es una buena época para muchas mascotas, debido a que sus dueños toman la lamentable decisión de abandonarlos a su suerte pocas semanas después de haberlo comprado como regalo de Navidad, normalmente para sus hijos.
Algunos padres piensan que el regalo ideal para sus hijos es una mascota, ya sea un perro, un gato o cualquier otro animal. Lo cierto es que compran su animal con toda la ilusión del mundo y se lo dan a sus hijos como regalo sorpresa.
Sus hijos, por lo general se muestran encantados con el regalo, porque una mascota gusta a todos los niños, ya sea perro o gato. El problema viene al cabo de unos días, debido a que el perro come, hace sus necesidades y no siempre en su sitio. Los niños no suelen encargarse de eso y le toca al padre recogerlo.
Pocas semanas después, en muchos casos, bien el padre no aguanta esta situación en la que el niño no sea responsable o bien en niño ya no presta la debida atención al perro o al gato y éste hace alguna travesura como estropear muebles con las garras, entre otros.
Todo esto desencadena un descontento con el animal. Este padre que había comprado con toda su ilusión se ve en la necesidad de «eliminar» al perro y no se le ocurre otra cosa que abandonarlo. En todo caso, si tuviera un poco de sentimiento, lo dejaría en una protectora, para que alguien que lo quisiera, lo pudiera adoptar.
Inconciencia, irresponsabilidad, ignorancia y estupidez…