Un gato requiere una serie de cuidados (no te pierdas nuestros consejos para acariciar a tu gatito). Suele ser un animal bastante independiente, aunque hay muchos momentos en las necesita la ayuda de su amo. En esta ocasión, vamos a hablar de la importancia de cepillar a tu felino.
Normalmente, los gatos empiezan a asearse por sí mismos dos semanas después de nacer. Para ello, suelen utilizar su lengua áspera. Sin embargo, los gatos necesitan a su dueño para que les cepillen de forma regular. Encima, durante el cepillado se estrechará, aún más si cabe, la relación entre el amo y la mascota. Al final, se puede dar un premio al gato para que recuerde este momento como algo muy agradable.
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Cepillar a tu gato
Así, un pelaje precioso muestra no sólo la buena salud del gato sino el cuidado y la atención que su amo le brinda. Resulta importante cepillar para remover el pelo muerto que se acumula; de esta manera, se evitará que el felino se lo trague durante los lamidos.
No hay que olvidar que buena parte de lo gatos adultos precisan de una dieta que fomente una digestión saludable y, al mismo tiempo, la expulsión de bolas de pelo. La regurgitación (vómito) de bolas de pelo es un fenómeno fisiológico esencial y no debe ser confundido con el vómito causado por el alimento.
Vamos a ver la diferencia entre los gatos por su pelo a la hora de cepillarlos.
Razas de gatos de pelo corto
Con un cepillado a la semana resulta suficiente. Se puede usar un cepillo de goma para acabar con el pelo muerto y estimular su piel. Se recomienda utilizar un cepillo suave, por ejemplo, uno de cerdas naturales. Se debe evitar hacer daño al animal durante el cepillado.
Razas de gatos de pelo mediano y largo
Estos gatos deben ser cepillados unas tres veces por semana para acabar con la suciedad así como con la formación de enredos y nudos en su pelo. Para ello, se puede optar por un peine metálico de dientes abiertos y una carda especial para gatos.
Se debe tener cuidado pues el peine entra mucho más en el pelo que un cepillo; si se hace a lo bruto se podría dañar la superficie de la piel del felino. Se tiene que cepilar al gato en la dirección del crecimiento de su pelo y luego en contra con el fin de retirar el pelo muerto y acabar con los nudos pequeños.
Otro apunte interesante es que el área situada justo detrás de las orejas y el cuello suele ser propensa a formar molestos nudos. Allí, hay que actuar pues el gato no podrá alcanzar estas zonas por sí mismo.
Por último, el cepillado se debe acabar con la cola, cepillándola a lo largo (en dirección del pelo y en su contra) para conseguir un volumen máximo. Tu gato lo agradecerá sobremanera.